El verbo. Consideraciones generales.
a) El verbo, por sus caracteres formales, es aquella parte de la oración que tiene morfemas flexivos de número, como el nombre y el pronombre, morfemas flexivos de persona, como el pronombre personal, y además, a diferencia del nombre y del pronombre, morfemas flexivos de tiempo y de modo. Suele aplicarse la denominación de desinencias a los morfemas de número y persona, el de características a los de modo y tiempo. Suprimidas de una forma verbal desinencias y características, lo que queda es la raíz o radical del verbo. La agrupación de la raíz con la característica recibe el nombre de tema modal o temporal (v. § 2.10.4). En am-á-ba-mos la desinencia es -mos (en este caso, 1.a persona de plural). La agrupación de la raíz am- con la característica -a- de presente de indicativo constituye el tema de presente de indicativo amá-. La agrupación de este tema con la característica -ba- del imperfecto de indicativo constituye el tema de imperfecto de indicativo amába-. La raíz puede ser simple, como en am-ábamos; derivada, como en llorique-ábamos; compuesta, como ensalpiment-ábamos; parasintética (derivada y compuesta a la vez), como enpordiose-ábamos. La serie entera de las formas verbales con una raíz común, es decir, todas las formas de un verbo determinado, constituyen la flexión o conjugación de ese verbo. Dentro de ella se incluyen también, por las razones que luego veremos, tres formas privadas por lo menos de desinencias verbales de número y persona: el infinitivo, el participio y el gerundio.
b) Todos los verbos poseen unas mismas categorías de morfemas flexivos. Su forma, sin embargo, varía más o menos sensiblemente en algunos casos de unos verbos a otros. Se exceptúan las desinencias, que son comunes a todos los verbos. De algunas características existen dos o tres variedades: doble variedad, por ejemplo, en am-ába-mos frente a tem-ía-mos y part-ía-mos; triple en am-a-mos, tem-e-mos, part-i-mos. Esta triple variación, que con rigurosa simetría aparece en algún otro morfema modal y temporal: am-a-d, tem-e-d, part-i-d, permite clasificar todos los verbos españoles en tres tipos: los de la 1.a, la 2.a y 3.a conjugación, llamadas también conjugación en -ar, -er, -ir por el hecho de que esa triple variación se repite de manera simétrica en los infinitivos correspondientes: am-ar, tem-er, part-ir.
c) En estos tres verbos y en la mayor parte de los verbos españoles la raíz se mantiene invariable a lo largo de la flexión, si se exceptúa la posición del acento de intensidad, que unas veces afecta a la última sílaba de la raíz: compart-o(pronunciado compárto) y otras veces a la primera sílaba que sigue a la raíz:compart-i-mos (pronunciado compartímos), compart-í-a-mos. En el primer caso hablamos de formas fuertes, en el segundo de formas débiles. Son muchos, sin embargo, los verbos que además de esta variación acentual presentan en su raíz variaciones vocálicas: sient-o, sent-imos, o consonánticas: luzc-o, luc-imos, o vocálicas y consonánticas al mismo tiempo: dig-o, dec-imos; pon-emos, pus-e. Estos cambios de la raíz son de muy variada naturaleza y, por otra parte, algunos de ellos aparecen con frecuencia dentro de un mismo verbo en diferente proporción o afectan a veces a uno o a muy pocos verbos, todo lo cual haría no solo complicada y difícil la tarea de formar con ellos nuevos tipos homogéneos de flexión, como los de amar, temer, partir, sino en cierto modo inútil, porque ninguno de esos verbos de raíz variable deja de pertenecer, por la regularidad de sus morfemas modales y temporales, a alguna de las flexiones en -ar, -er, -ir dotadas de raíz invariable. Estos tres tipos de flexión constituyen la conjugación regular (cap. 2.11). Bajo el nombre de conjugación irregular (cap. 2.12) se comprenden las diversas modalidades de las variaciones de la raíz y juntamente con ellas los casos, no muy frecuentes, en que varía el tema, y aquellos otros, raros también, en que un mismo verbo presenta una o más raíces de diferente origen etimológico, a lo que se da el nombre de supletivismo.
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